martes, 20 de mayo de 2008

Unquiet Slumbers... In That Quiet Earth

Bueno, sé que debo dejar pasar cierto tiempo de no-gloria, que suelen ser tres semanas, entre las que publica uno y otro su pastiche divertido. Así, cada uno tiene la oportunidad de ver que no ha contestado nadie y aguantar a Pablo saltando de un lado a otro mientras se ríe (justamente) de tí porque no has contestado y él sí (increíblemente, ambas afirmaciones suelen ser ciertas, algo que me aterra -el universo implosionará-). Por no olvidar a David insultando, vejando y contrariando a cualquiera que ose hacer bajar de importancia en el buscador habitual sus palabras estratégicamente seleccionadas para ser indexadas y que atraigan a ingenuos extranjeros sin ni idea de castellano buscando algo sobre Perdidos que, también con gran astucia, ha dejado sin traducir: Lost. Cuánto me apena destrozar tus planes de colocación de publicidad... ¿Qué le dirás a los accionistas?

Pero soy un adorador de mí mismo (y, consiguiendo la no-gloria, sigo estando solo), aprovecho otro artículo de prácticas para copiar y pegar en el mejor estilo de este blog. Para aquellos que pillen la referencia de arriba con al libro, kudos. Para aquellos que lo hayan hecho con Genesis, también. Y si, cúspide del conocimiento, alguien lo relaciona con la materia en la que versa esta película, puede relevarme. Con el dinero que haya ganado puedo no-hacer nada.

Debo adelantar primero que esta es una película que deseo que veamos, para ver las impresiones que os haya causado y demás jerigonzas. El problema es que hay que leer y vosotros, lectores de braile empedernidos, no parecéis saber leer observando.

Sin más dilación, va la reseña. Decidme qué tal os ha parecido. Por si acaso David se venga, ahí va una segunda mención para gugle:Lost.


The Call Of Cthulhu: Lo viejo es nuevo. Y bueno.



A mi parecer, no hay nada más misericordioso en el mundo que la incapacidad del cerebro humano de correlacionar todos sus contenidos.
- Howard Philips Lovecraft: La Llamada de Cthulhu

Así comenzaba el maestro del terror cósmico tras una ominosa cita a Algernon Blackwood. Y así termina este tributo cinematográfico al gran escritor H. P. Lovecraft. El conocidísimo relato que fundó el ciclo de de los Mitos de Cthulhu y otros dioses totalmente alienígenas es adaptado al cine por la Sociedad Histórica de Lovecraft, un grupo de admiradores y jugadores de rol en vivo del sistema que lleva el mismo nombre. No, no es ninguna broma de mal gusto ni un ejemplo de engendro que deba recluirse en la más profunda mazmorra –ruego al lector que siga leyendo–.

La obra siempre ha tenido fama de ser inadaptable y escurridiza, y el sentido común decreta que cualquier intento está abocado al fracaso. Simplemente, los estudios digitales y las inefables productoras de terror adolescente no pueden en la actualidad sino deformar de forma inimaginable un relato de terror psicológico y existencialista, científico y culto. Las imágenes creadas por ordenador, todas y cada una, despegan al espectador del relato, pues le recuerdan en todo momento con su vulgar hiperrealismo que lo que ven no es más que humo y trucos de espejo. La nueva tanda de terror ligero, de susto fácil y fondo inexistente habría transformado al legendario Primigenio en una especie de monstruo devorador de hombres directamente plagiado de Alien: el octavo pasajero (curiosamente, película basada en un relato de los Mitos), pero sin garra (chiste fácil) ni miedo, ni gracia. Las adaptaciones de las narraciones de Lovecraft y su círculo de colaboradores no son más que meras sombras destripadas de todo estilo, slashers u obras obscuras y de pésimo gusto y calidad. Y las que triunfan, se lo deben más a su desviación de las premisas originales que a ser fieles: obsérvese Re-animator de Stuart Gordon.

Así, cuando un grupo de entusiastas (con la tacha de “fanáticos adoradores del diablo” y todos los clichés absurdos que les cuelgan las mentes más cerradas a los jugadores de rol) anunció el rodaje de la historia quintaesencial fundadora de los Mitos, que terminaría en el 2005, los aficionados, lectores y el espectador en general no apostaron un céntimo por el resultado. Pero resulta que estos aficionados han sabido esquivar todos los baches con los que se encontraban: falta de credibilidad (tanto de la realización y de unos actores más o menos amateurs como de la integridad de la carga emotiva del relato), pocos fondos, difícil distribución y dificultad de traducción al lenguaje cinematográfico. Para la distribución, se confió (acertadamente) en un cuidadoso plan de venta por Internet unido a la creación de gran expectación y al concurso en numerosos festivales (comenzando por Sundance).

¿Y para los aspectos técnicos, materiales y espirituales? El Mythoscope unido al inseparable Mythophone. Estos originales términos se refieren al envejecimiento de la película rodada de forma tanto tradicional como digitalmente. El objetivo era crear la atmósfera de una película realizada en 1926 (año de publicación del relato homónimo), y para ello realizaron un filme mudo (obviamente, en blanco y negro), con una gran banda sonora que acompañara a la pieza visual –a cargo del Mythophone–. Los noveles cineastas se estudiaron bien los secretos del estilo, y el resultado es un salto en el tiempo hacia una época mágica que hará sonreír al espectador.

La banda sonora consigue la meta última de la música en la producción muda: hacer que no se note. Así, las geniales composiciones de tres autores diferentes, que siempre acompañan al estado de ánimo tanto del relato como del espectador, se funden con las imágenes creando un solo cuerpo narrativo. La grabación carece de efectos sonoros propiamente dichos, salvo los ocasionales golpes de platillo para emular los (pocos, no se asuste el lector) disparos y golpes, y los murmullos de los locos en el ritual y el ascenso de Cthulhu.

Ante la ausencia del habla, las conversaciones aparecen en las típicas pantallas de texto, y los escritos, además, en estrictos planos de detalle, de gran nitidez. Así el espectador puede leer artículos de periódico, diarios personales y los títulos de los epígrafes del relato literario, que dividen igualmente la narración cinematográfica y que se rodean de una cortinilla para resaltarlos. En el diálogo reina, como es natural, el primer plano, que resalta unos rostros de gran expresividad facial (y marcado maquillaje de época) para suplir la inexistente expresividad oral. Los realizadores emplean además frecuentes ángulos picados para resaltar la alienación y sentimiento de aislamiento de los personajes. Centrándose de esa forma en los actores, la producción se ahorra de forma resultona el coste en decorados de época. En algunas escenas de transición (viajes y desplazamientos en la ciudad) podemos observar grabaciones históricas algo desenfocadas, debido a la escasa calidad del material de archivo. Sin embargo, el vestuario general y el propio decorado, cuando hace falta, están muy cuidados y ayudan al espectador a adentrarse en la acción.

El trabajo de los actores es más que satisfactorio y da a la producción un distintivo aire que es una mezcla entre la sobreactuación propia del género y el gran dramatismo que impera en algunas escenas. Como curiosidad, ambos productores, Sean Branney (también guionista) y Andrew Leman (director, además) se reservan dos papeles fugaces y divertidos, el uno como marinero y el otro como memorable burócrata hostil. Sin embargo, y para bien, los efectos especiales devienen los protagonistas de las escenas más sobrecogedoras. El espectador no podrá menos que sonreír empáticamente ante las lonas, cartones pintados y miniaturas que simulan el mar, la luna, los barcos y otros enclaves. La arquitectura de la ciclópea ciudad de R’liegh es sencilla pero eficaz, y se adueña de los pasajes oníricos y del alzamiento de Cthulhu. Por cierto, nunca una animación en slow-motion había resultado tan terrorífica: rodeada de efectos especiales afines y con la complicidad del espectador –requisito obligado para disfrutar la película–, este cuellilargo Primigenio destroza las pesimistas expectativas. Su figura provoca mucho más pavor que cualquier píxel animado o efecto especial convencional, salvo, quizá, los espeluznantes resultados de Rob Bottin en La Cosa (loable remake de una adaptación de una relato de Campbell, también en la órbita lovecraftiana).

Quizá la narración no sigue exactamente la obra en la que se basa, pero salva los problemas recurriendo a flashbacks, ligeros cambios en el argumento (nada especialmente importante) y un mayor peso en el diálogo. Lo importante es que, al final, el mensaje pesimista de terror cósmico del relato queda intacto y es transmitido de una forma clara y con gracia, huyendo del efectismo y el susto barato que domina las carteleras del cine de miedo en la actualidad. Al terminar la película, el espectador no puede sino estremecerse ante la extracción final de los diarios de un loco.

El método de rodaje puede parecer a más de uno demasiado forzado, pero cumple con creces con el objetivo de transportar al espectador a unos tiempos en los que el cine era bien diferente. La propuesta resulta, cuanto menos, irremediablemente simpática y, sobretodo para el lector asiduo de los Mitos, una gran traducción a las pantallas de la genial obra literaria. Totalmente recomendable a cualquiera con 45 minutos de tiempo libre y buen gusto, curiosidad o que carezca de prejuicios. vejando

5 comentarios:

Axel dijo...

Oh, bueno, la he cagado. Creía que el Ctrl+l= cursiva. Que alguien arregle este desatino.

Anónimo dijo...

No hagas caso! superchida la crítica! Ehmmm... wey!

Metallicago dijo...

Como siempre, te contestas a ti mismo, prueba mas que suficiente de que te adoras y estas solo.
Quiza la peli que comentas este "muchúla", pero quiza solo este chula si te gusta el plan que describes, cine mudo, ambiente lovecraftiano (o como se escriba), año cataplas... etc, yo que se. Quiza si no te va eso, la peli te parezca una mierdaca intragable... yo que se, es por criticar todo tu texto con una simpe frase simple pero con garra. xD

Ala, a cuidarse y al menos puedo restregar a pablo haber contestado antes.

Pablo B.C. dijo...

Por fin ya puedo dar mi opinion a la entrada y tambien a la pelicula, sere directo y eficaz.
Sobre tu critica, yo no podria valorarla por no tener los conocimientos apropiados. (Para eso ya tienes a tus profes de la uni xD :P) Pero si puedo decirte que no se me ha hecho muy pesado al leerte, raro, y he entendido muy bien lo que has escrito. Una muy buena critica, dejas al lector con ganas de ver la pelicula.
Sobre la pelicula, lo que mas me ha sorprendido y destaca, en mi humilde opinion, es que te transporta perfectamente al inicio del siglo XX, refiriendose al cine…claro. Y como bien dijiste (o fue uno de sax? xD), el mar hecho con tela queda estupendo, incluso superando a los “mares pixelados”. Aunque no sea mi tipo de cine, es aconsejable para los verdaderos fans lovecrafniano.

David dijo...

En primer lugar cuando te insulte y te veje de verdad te enteraras...

En segundo lugar, no se para que comento si tú haces la entrada y tú mismo te la comentas xD.

Y, por último, respecto a la peli, pues para ser la primera peli muda que veo no está mal. El querer hacerla como si fuera de la época le da un muy buen toque y el encanto de la pelis no comerciales. Lo malo es que como no conozco mucho del tema pues no me pude enterar de más de lo que leia y la imagenes que veía, todo ello unido y demás xD.